sábado, 24 de marzo de 2018

micro relato 2 y medio

Ella se atrevió a adentrarse en los recónditos lugares de su memoria acercándose a un lugar que le fascinó.Aquél viaje le llevó a sumergirse en un mundo que no conocía.La vida le llevó a Nápoles,concrétamente a la región de Campania.Nada más cruzar aquellas puertas metálicas que separaban la actualidad de ese maravilloso pasado,un sentimiento de inmensidad la recorrió de los pies a la cabeza,un escalofrío congeló su cuerpo,le puso la piel de gallina y la leyenda comenzó a escribirse en su ser.

Al entrar en contacto sus pies con aquellas calles empedradas y la majestuosidad de aquella ciudad sepultada por la lava en el año 79 d.C le transportó a lo que Pompeya fue en aquellos tiempos:el rugir de sus calles,los comerciantes recorriendo con sus carros esos empedrados para vender sus productos,el foro,centro de la vida de aquella ciudad,los dos teatros,aquellos cadáveres petrificados por la lava y la historia de la pareja que hacía despertar la imaginación de aquellas personas que la contemplaban.

Ella observó al resto de turistas y los relatos que cada persona se hacía dependiendo de las vivencias que portaban cada una de ellas.Los más repetidos eran acerca del amor romántico con triste final,como si escribiera el mismísimo Shakespeare;le seguía la del horror y el sufrimiento de imaginar esa lava y esas cenizas arrasando con aquellas vidas.Sin embargo descubrió una historia diferente de esos dos seres.Ambos fueron hermanos y sin saber más,su imaginación le llevó a que decidieron que la mejor forma de acabar su humanidad era estar abrazados como símbolo de amor fraternal infinito.

Continuó su viaje a esa gran maravilla conservada gracias a la petrificación del magma y subiendo por una de sus rampas divisó aquella majestuosa montaña que decidió rugir hasta sumergir la ciudad donde sus pies la llevaban embriagada.El Vesubio.Ese volcán que,a lo largo de la historia,entró y entra en erupción haciendo temblar los cimientos de cada ser que habita su región.Pasando y divisando esa montaña con vida fue adentrándose en ese lugar,sus rincones...y lo que más llamó poderosamente su atención:los mosaicos a la entrada de algunas casas con esos crueles perros que la protegían y que hacían que a cualquier alma se le encogiera el corazón viendo esas increíbles obras de arte,el lupanar donde sus frescos evocaban la vida sexual de aquellas gentes que la habitaban,el templo de Apolo...y sorprendida también por la iluminación de sus calles que la luz de la luna hacía encendender esos trozos pequeños de mármol blanco diseminados por esa maravillosa ciudad desplegada a través de sus dos vías principales:el cardo y decumano.Descubrió la red de tuberías que recorrían todo su dominio,hechas de plomo que hacía que aquellos ciudadanos sin saberlo,murieran envenenados por ese metal y que contenía el agua que trasladaba a sus hogares.Fascinada por sus ánforas,cuencos de terra sigillata y por toda esa sociedad reflejada en aquél pequeño mundo que le mantenía con la boca abierta en cada paso que sus pies daban.

Sin saber cómo,su viaje llegó a su fin tras tres horas de caminata haciendo que a su mente y cuerpo le parecieran que habían pasado cinco minutos.Ese viaje que aún recuerda como si fuera hoy y,sin embargo,habían pasado 30 años.Lugar donde se prometió volver otra vez para emborracharse de vida,de recuerdos,de amor y de grandeza del Imperio Romano que su ciudad natal comparte.Soluciones,estructuras e Historia que se mantienen hoy en día más vivas que nunca y que jamás debería dejar de ser contada a futuras generaciones y por futuras generaciones

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